Jugar dieciocho hoyos en cualquier campo de golf, debe ser una experiencia placentera y saludable al aire libre, con contacto con la naturaleza, la práctica de un deporte con el que se puede disfrutar con cualquier nivel de juego. Cualquier médico nos podrá explicar las bondades que la práctica del golf ofrece respecto a enfermedades como la hipertensión, diabetes, estrés, etc. Es un deporte que podemos practicar casi durante toda nuestra vida y como dicen los escoceses, hasta cuando hace buen tiempo.
Podría extenderme muchas más líneas enumerando las virtudes del golf, pero creo que todos los que tenemos la suerte de practicar este deporte, las conocemos sobradamente. Hoy quiero centrarme en un aspecto del juego del golf que desgraciadamente se está extendiendo como una plaga en nuestros campos de golf, que es el juego lento.
Todos los aspectos positivos que nos puede aportar la práctica del golf que hemos comentado anteriormente, pueden estropearse de una forma dramática, cuando para realizar una vuelta a un recorrido, tardamos más de cinco horas.
Supongo que no he sido el único que jugando un torneo social o abierto amateur, he estado en el campo hasta casi seis horas, desesperante, estresante, etc.
Para poder luchar contra el juego corto, hemos de poner nuestro granito de arena todos, los campos programar las horas de salida con suficiente espacio para que no empiece la acumulación desde el primer momento, planificar partidos lo más homogéneos posible, el Marshall debe controlar los partidos, que vayan avanzando adecuadamente, pero quienes tenemos mayor responsabilidad somos los propios jugadores, que debemos movernos mejor por el campo, no vendría mal fijarnos en los profesionales, ver como se desplazan y afrontan los golpes, claro que nosotros no llevamos caddy.
En definitiva, la lucha contra el juego lento nos compete a todos los que pisamos un campo de golf por una u otra razón.
Ernesto Serret.
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